Controlarlo todo
Este es nuestro gran problema, elegir constantemente, el tengo que, la mente planificadora que busca tenerlo todo controlado.
Durante la meditación se trata sólo de observar y cuando vemos que aparece un pensamiento, ver cómo comienza, se mantiene y desaparece.
Así funciona siempre.
Nos quedamos con lo que nos gusta e intentamos que lo que no nos gusta desaparezca, y ahí comenzamos a sufrir.
Sólo hay que regular el apego y el rechazo, trabajando la ecuanimidad.