“EL CONOCIMIENTO EMPIEZA EN EL ASOMBRO“. SÓCRATES

El asombro frente al mundo, el asombro ante los fenómenos, en definitiva el asombro ante nuestra propia existencia.

Schopenhauer, dice la siguiente frase en uno de sus libros “Ningún ser, salvo el hombre, se sorprende de su propia existencia”. Levantarse cada mañana, un día nuevo, un milagro nuevo al levantarnos otra vez y poder observar el sol, la lluvia, nuestras emociones, nuestros pensamientos, como si nunca los hubiésemos visto.

Para Platón, el asombro es el origen del conocimiento. Asombrarnos por lo que estamos observando,  lo que nos hace indagar en eso y quizás poco a poco nos vamos dando cuenta de nuestra ignorancia.

Pero, ¿qué es el conocimiento? En mi opinión no se trata del conocimiento intelectual, si no de emprender ese viaje al autoconocimiento, mediante la observación de nosotros mismos y de aquello que nos está ocurriendo precisamente en este momento, no lo que pasó ayer, ni lo que pasará mañana sólo atentos, con asombro, a este instante y a nuestras reacciones a eso que acontece.

Yo utilizo para ello, la práctica de la atención a través de la meditación, la práctica de la quietud durante estos momentos de observación, para darme cuenta cómo un simple pensamiento hace que mi ritmo cardíaco y mi respiración se modifiquen.

Me gusta decir que es como una labor de investigación, sorprendiéndome al observar que las temáticas de mis pensamientos casi siempre son las mismas, como mucho cuatro o cinco temas diferentes que son los que ocupan mis pensamientos.

Preocupaciones, que según las voy observando, si me enredo en ellos,  empiezan a crecer, hasta que se convierten  en auténticas catástrofes.

Al contrario de lo que pudiera parecer esta observación sobre mí mismo y lo que sucede produce un efecto de sensación de bienestar, al darme cuenta  cómo simplemente observando mis pensamientos, sin querer saber cómo terminan, en una actitud similar a cuando vemos una película que no nos interesa hace que estos cambien e incluso, en algunos momentos, desaparezcan, creando una sensación de fusión con mi respiración, armoniosa y relajante.

Hay personas que cuando comienzan los programas de mindfulness que imparto, que esta observación les produce una sensación de agobio e incluso de angustia. No pasa nada si esto ocurre, es como hacer deporte, poco a poco vamos entrenando esta capacidad que no habíamos utilizado nunca para irnos acostumbrando a esto y de esta forma entrenamos también inteligencia emocional.

Observar todo esto, es realmente increíble, darse cuenta que cada respiración es diferente. Pero para hacer esto también se requiere una actitud, observar con una mente abierta, con una mente de principiante, asombrándonos de este fenómeno que tenemos el privilegio de observar,  que es la vida, nuestra propia existencia con sus subidas, bajadas, aprendiendo a flexibilizarnos, aprendiendo a trabajar la paciencia, aprendiendo a regular lo que Schopenhauer califica como lo que produce el sufrimiento, la voluntad de querer que las cosas sean de una forma determinada y aceptar que esto no es así.

El próximo 23 de septiembre en Esana Yoga calle Jerónimo Hernández 4 de Sevilla a las 19 horas, presento el próximo programa que impartiré y que comienza a principios de octubre.

Te espero allí.