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Dejar de seguir a la mente enjuiciadora
Mientras estamos practicando van apareciendo pensamientos, pero poco a poco vamos aprendiendo a identificar cuándo aparecen. Se trata de nuestros apegos y rechazos, los cuales podemos observar sin intelectualizar y sin seguir el desarrollo de los mismos. De esta forma al no seguir a la mente enjuiciadora, vamos trabajando la ecuanimidad y es precisamente en esos instantes, donde no hay apego ni rechazo, cuando saboreamos qué es la Práctica.